domingo, 7 de marzo de 2010

"MURCIA,DONDE HABITA LA PRIMAVERA(Elena Barquero), de Paco Escámez Reverte


"Es un Mediterráneo por descubrir,una América ignorada que aquí espera.El mar no arría su bandera.El sol nunca se pone en los inviernos.En Murcia siempre es primavera.

Así describe Salvador Jiménez, en su libro "Águilas, Azul y Blanca", una bella localidad de una de las regiones más visitadas, pero no por ello más conocidas, de la geografía española.

A pesar de poseer 250 kilómetros de costa, Murcia no es sólo una región típicamente mediterránea, con su huerta próxima a la capital, también es acusadamente continental en muchas de sus comarcas interiores.

El litoral murciano presenta una especial singularidad, al incluir dentro de sus límites un importante mar interior -el Mar Menor-, la delgada franja de tierra que lo separa del mar abierto -La Manga- y los espacios naturales protegidos de las salinas de San Pedro del Pinatar y de Calblanque.

Las diferencias entre la costa y el interior de Murcia se vuelven más acusadas con el clima, ya que se producen amplios contrastes entre las tierras mediterráneo-continentales del interior y la franja litoral costera. Caracterizada esta última por un clima subtropical de veranos cálidos, inviernos suaves y sobre todo escasa pluviosidad.

Tierra seca también desde el punto de vista hidrográfico, ya que solamente cuenta con el río Segura y sus afluentes para alimentar sus campos. De ahí la proliferación de ramblas, cauces secos o semisecos que sólo experimentan importantes crecidas en otoño.

La industriosa localidad de Molina de Segura supone el último escalón tras el cual asoman los dos grandes faros de la famosa huerta murciana: La torre de la Catedral y el Cristo de Monteagudo, imagen religiosa erguida sobre los restos de una antigua fortaleza medieval.

Dos faros que iluminan una cocina ancestral, muy variada, con un gran contraste de sabores, en los que predominan la influencia de la cocina árabe.

La cocina murciana

La gastronomía murciana, como no podía ser de otra manera, gira entorno a los productos del mar y de la huerta como el salmonete , la gamba, el tomate y la alcaparra.

Hay una gran pasión por los pescados a la sal. Los salazones de huevas de pescado, mojamas y diversos escabeches son aperitivos casi obligados, sobre todo si se combinan con las magníficas almendras locales recién fritas.

Aparte de los deliciosos derivados del cerdo -ahí están la morcilla de cebolla, la longaniza y la salchicha-, la otra gran pasión de los murcianos es el arroz, verdadero rey de las reuniones al aire libre. Son infinitas las maneras de prepararlo, con conejo o verduras, en paella o espléndidas serranas ( grandes caracoles de la huerta ), y junto al mar, en el sacrosanto caldero.

Todo ello regado por un buen vino tinto de la tierra, de alguna de las tres denominaciones de Origen con las que cuenta Murcia: Bullas, Jumilla, y Yecla.

El viajero gourmet, ávido de aventuras culinarias, tiene la posibilidad de disfrutar en Murcia de una cocina con personalidad, popular y fácilmente identificable, en la que destacan platos como el caldo de pescado, los escabeches, el "ajo colorao", la ensalada de pulpo, el arroz a banda y, como no, la "ensaladica cocida".

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